Las cosas
cotidianas de la vida no tienen mucho que ver con la ciencia ficción, no
obstante, después de tantos preparativos, lo que se supone iba a ser una
especie de Armagedn, no lo fue.
Había preparado
un tema, y sacado un montón de impresos“inútiles”, que según las directrices
eran “imprescindibles”, conjuntamente con una lista de casuísticas que debían
estar consideradas en un proyecto para ser presentadas en la reunión.
Después de un excelente
recibimiento, el ambiente rápidamente se tornó extremadamente serio. Se tocaron diversos
temas, y de todo el papeleo llevado, sólo se solicitó un par de hojas, que
sintetizaban a grandes rasgos el contexto.
Era muy
raro sentir la necesidad de una voz de aliento, y no de cualquiera, pero por
algún motivo tenía esa sed nostálgica de la carencia de algo más tangible que
sólo la imaginación, y por ende pedí, así de simple, sin más explicación. Luego, en respuesta recibí una idea, un concepto, un pensamiento práctico que ciertamente me ayudó mucho a
ver las cosas desde otro punto de vista, y enfocar mis propios pensamientos
hacia la dirección deseada. Funcionó, sí funcionó, algo cambió en aquellos
rostros serios, y tal cual como lo deseaba, los ánimos se fueron disipando en
risas.
Pensaba…
“Que no importa cuan complejo sea un asunto, o cuan grande sean los problemas,
todo, absolutamente todo tiene solución, y sino, simplemente deja de ser un
problema”, incluso, convertirse positivamente en cosa que si pueden suceder.