06 abril, 2010

Pena


Camino entre sueños, a cualquier hora despierto, y a cualquier hora duermo, pero el mundo no se detiene, y hay que seguir los punteros del reloj que señalan los números de una nueva actividad.

Siempre habrán momentos, buenos, malos, y distintos. Algunos parecerán tan breves, otros parecerán eternos, y los que quedan, son tan extraños que inciertos parecerán.

Sólo veo penas, profundas penas, intensas como la propia mía, que es dolorosa como ninguna, que ya sé, no me dejará. Quisiera a veces poder desahogar estos pensamientos, y no puedo. Nadie más que yo y mi soledad, un nudo en mi garganta y una afonía ahogada en palabras que ya no se dirán, para resolver lo insoluble que no ha de volver atrás.

Un enorme vacío entonces me espera, y me trato de aferrar a algo que no estará, y sólo la incomprensión recibo, de todos lados, sin piedad. Pero a quién le importa eso, sólo sé que debo caminar, y transparente ha de ser para los niños, que un futuro propio y limpio seguirán.

Me lleno de trabajo, busco otro tipo de música para escuchar, todo se hace tan distinto ahora, mientras otras manos buscan su oportunidad. Quizás sea lo mejor, alguien ha de acompañar, a quién lo necesite, una y otra vez, con su insistencia, para un siguiente instante que mejor vendrá. Privilegio de algunos, que otros no tendrán.

Es curiosa la vida, y raro el pensar, que en algunos casos solo se ve oscuro donde si hay claridad.

Bueno, así debe ser, y así será, donde un adobe se derrumba un ladrillo se construirá, siendo un tiempo que día a día, más y más breve se hará.


Ya pasará…

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